Proyecto Hombre, a través de su programa Suspertu, atendió el pasado año a 137 adolescentes y a 282 familiares. Las demandas iniciales crecieron un 40% con respecto al año anterior mientras que los menores que requirieron ingreso ascendieron a 98, un 50% más que los 65 registrados en 2023. Los hombres siguen siendo mayoría (70,4% del total) si bien se observa un importante incremento de las mujeres ingresadas: del 14,5% al 29,5%.

Suspertu nació en 1997 como respuesta a la demanda de ayuda de numerosos padres y madres de adolescentes que acudían a Proyecto Hombre preocupados por el consumo de drogas de sus hijos. Sin embargo, ese consumo no solía reunir las características propias de una adicción y precisaba una intervención de corte más preventivo que terapéutico. Además, estaba asociado a otras conductas como la agresividad, problemas psicológicos, absentismo o conflictos familiares

Con el tiempo, Suspertu se ha orientado a atender a estos comportamientos y no solo a la de consumo de drogas, especializándose en la atención a adolescentes y jóvenes (13-20 años) con comportamientos de riesgo.

El pasado año, el número de ingresos aumentó un 50% (de 65 a 98) mientras que las atenciones globales se elevaron 137 adolescentes y 282 familiares. Y es que una de las principales señas de identidad de Suspertu es el trabajo intensivo no sólo con los menores sino también con sus progenitores. Así, se ofrece una escuela de padres y madres para el desarrollo de habilidades educativas y de resolución de conflictos con hijos adolescentes. En 2024 se celebraron tres ediciones con la participación de 109 familiares y una asistencia del 89%.

Abuso pantallas y móviles

Los responsables de Suspertu asisten “sin alarmismo, pero sí con preocupación” al incremento de las atenciones que tienen que ver con los usos problemáticos de los teléfonos móviles y sus consecuencias, en algunos casos en menores de 11 y 12 años. En 2024, casi el 15% de las atenciones tuvo relación con el abuso de pantallas y móviles. 

Las consecuencias tiene repercusión en las distintas esferas de la vida. En el ámbito escolar se observa descenso del rendimiento académico o situaciones de absentismo en el ámbito escolar. En el seno familiar se percibe un aumento de la conflictividad, falta de contro o situaciones de violencia ante los límites. También tiene efectos en el ámbito social (aislamiento o abandono de las actividades de ocio) y en el personal (malestar psicológico, conductas autolesivas...).

A este impacto en sus vidas hay que añadir, advierten desde Suspertu, los riesgos relacionados con los contenidos y uso de las redes sociales: abuso de la pornografía, contacto con adultos e implicación en redes de pederastia o prácticas sexuales de riesgo, participación en estafas o patrón compulsivo de ventas y/o compras o abuso de juegos y videojuegos.

Desde Suspertu recomiendan a las familias hablar e interesarse por lo que pasa en las redes, establecer normas y límites adecuados y adaptados a cada etapa o identificarse como modelos de nuestros hijos e hijas.