un, dos y tres, pongo el cronómetro en marcha: “A la vista está que la Comisión especial del Parlamento de Navarra para la elaboración de una nueva ley foral del euskera ha sido un absoluto fracaso y que no hay una demanda social ni política para modificar la ley hoy vigente. De la misma manera, lo que pretende hacer el Ayuntamiento de Pamplona con la nueva ordenanza del euskera es una total imposición marginando a la inmensa mayoría de la población que no sabe esta lengua, y que no la sabe porque no quiere saberla. Es más, sus propios estudios dicen que sólo un 2% de la población la habla, y sin embargo, eso no es obstáculo para dedicarle cientos de miles de euros de los presupuestos institucionales, esto es, del bolsillo de todos los navarros. Es evidente que la exigencia del conocimiento del euskera para acceder a un cargo de la Administración o para ser médico, veterinario o incluso jardinero no responde más que a un intento de colonización lingüística al servicio de la batasunización y la desintegración de Navarra”.

Listo. Dos minutos y treinta segundos me ha costado escribir este comunicado que intentaré vender a cualquiera de UPNPPSN. Es increíble. Ya he hecho más de dos mil en lo que va de legislatura. Es muy fácil. No hace falta argumentar nada, ni tener en cuenta datos reales ni nada de nada. Tú sueltas los exabruptos de siempre en otro orden y a correr. Perdón, me suena el teléfono. ¿Sí? Hola, ¿qué tal? ¿Algo sobre los puntos en los que podéis estar de acuerdo en favor de la unidad de España, contra los nacionalismos radicales y tal? ¿Para cuándo lo quieres? Para la visita de Abascal, ¿no? Tranquila Ana, que yo te preparo algo.