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Hace 144 años

Mañana se cumplirán 144 años desde que el globo aerostático de cuatro intrépidos viajeros franceses aterrizara de aquellas maneras en un trigal de la Cendea de Zizur, cerca de Gazólaz.

Entre ellos estaba Julien Vinson, un técnico forestal, bastante dicharachero y amante del euskera y algunas otras lenguas no demasiado conocidas.

Cuando cayó el globo la gente de los alrededores acudió en su auxilio y Vinson aprovechó la ocasión para comprobar la exactitud del mapa lingüístico elaborado en 1863 por el príncipe Luis Luciano Bonaparte. Así, pudo ver que, efectivamente, el euskera estaba en retroceso en esa zona, pues de las cincuenta personas que les rodeaban, sólo dos mujeres lo hablaban con soltura.

A falta de nueve meses para el final de la Tercera Guerra Carlista la situación era muy confusa: mientras Pamplona estaba en manos de los liberales, los carlistas tenían tomadas muchas localidades de los alrededores. Se extendió el rumor de que los franceses eran mensajeros del coronel liberal Cabrera y por ello una escolta de guardias civiles los acompañó hasta la capital en compañía del alcalde José Javier Colmenares y del doctor Nicasio Landa. El presidente de la Diputación Foral, Luis Iñarrea, salió a recibirles y después fueron trasladados al hospital. Vinson desde el primer momento conquistó la simpatía de un viejo enfermero, de la hermana Superiora y de dos capellanas, hablándoles en euskera, lo que probaba, según él, que” la lingüística comparada tiene sus ventajas a la hora de procurarse la subsistencia”. Antes de volver a Francia Vinson tuvo la ocasión de entablar amistad con Jacinto Campión, presidente del Casino, y su hijo Arturo, estudiante de Leyes por entonces, que le regalaron unos cuantos libros sobre la lingua navarrorum.