Reconózcanlo: saben casi más de los sucedidos con la alcaldía de Madrid que con los de su propio pueblo o ciudad. No se culpen. La alcaldía de Madrid, desde hace una semana, nos la han televisado, radiado, escrito y contado desde el alba hasta el anochecer. Carmena, Carmena, Carmena. No se elegía otra alcaldía en España el domingo, solo Madrid. ¿No me joda que usted se ha enterado de que Esquerra Republicana de Catalunya ha ganado a Ada Colau en Barcelona? Es usted un fiera de la información, que es capaz de rastrear eso hasta enterarse. Enhorabuena. ¿Sabe cómo se llama el cabeza de lista de ERC? Es usted un fuera de serie. En cambio, no ha hecho usted esfuerzo alguno en buscar todos los intríngulis y las miserias de la división en mil células de la izquierda madrileña. No le ha hecho falta. Nos lo han puesto para desayunar, comer y cenar. Y Carmena es como si fuese la alcaldesa de España, como lo fue Tierno Galván. ¿Se acuerdan de Tierno Galván? Cómo no, cómo no. Madrid y sus medios te meten sus asuntos tan por la glotis que nos acordamos hasta de Juan Barranco, que ya es acordarse. De Carmena nos acordaremos dentro de 40 años. Del futuro alcalde de Barcelona probablemente no recordemos su apellido dentro de 6 meses. No les digo nada del resto de ciudades. ¿Existen más ciudades en España, en la prensa llamada nacional que de nacional tiene lo que yo de cura? No existen, salvo cuando hablar de ellas suponga hablar o de escándalos o de afecciones en pactos que incluyan la política estatal. Si no, ni de lejos. Valencia, un poco, en su tiempo, pero nada más. Zaragoza, Málaga, Bilbao, Sevilla, Donosti, Valladolid, Pamplona, Murcia, Palma, Las Palmas, Alicante, Córdoba, Vitoria, A Coruña... Invisibles por completo, la periferia, esa gente que nos cuida las playas y los montes donde los madrileños vamos de vacaciones, poco más. Pero todavía cuela.