Es un proceso fascinante, sin parangón en la Europa civilizada, este por el cual los medios de comunicación masiva que hay en España y que vienen funcionando en algunos casos desde hace 40 años e incluso mucho más -las radios, la televisión pública, El País, el ABC, mucha prensa regional- y otros que ya van para los 30-20 -El Mundo, las teles privadas- consiguen crear un caldo de cultivo por el cual Unidas Podemos es prácticamente un ente que ha obtenido 100.000 votos frente a los 10 millones obtenidos por el PSOE y que, por lo tanto, sus pretensiones de formar un gobierno de coalición no son sino ansia de poder -las del PSOE o cualquier otro partido deben de ser otra cosa-. Unidas Podemos -no entro a valorar siquiera sus principios o programa- obtuvo a finales de abril 3,1 millones de votos, que son 3,7 si sumamos los de En Comú-Podem, formación cuasi hermana. El PSOE sacó 7,5. La relación, por tanto, es de 2 a 1, con lo que un hipotético gobierno de coalición tendría que llegar, aunque no haya por qué llevar las matemáticas a esto de una manera exacta, un tercio de las responsabilidades a la formación de Iglesias, Garzón y compañía. Esto en Europa se entiende hace décadas y ha habido y hay por todas partes gobiernos de coalición sin problema alguno. En España, no, en el caso que nos ocupa porque el PSOE considera que el pastel es suyo y que se lo come todo él, amén de que quizá estén jugando a ver qué pasa con la sentencia del juicio del Proces y forzar tras ellos unas nuevas elecciones confiando en comerse a parte de esos 3,7 millones de votantes y a algunos de los votantes de derecha. Pero, bueno, ese es el ADN del PSOE y, en cierta forma, aunque rastrera, es política. Lo asombroso -y más vergonzoso- es esa campaña general de los medios de comunicación de minimizar y hasta ridiculizar a un partido que representa a entre 3,1 y 3,7 millones de votantes.