Dice Esparza que Navarra Suma va a presentar públicamente su propio modelo fiscal, “un modelo que beneficie a las familias con hijos, a la clase media y trabajadora y que no penalice a la sociedad navarra”. Al parecer, el actual modelo beneficia a las familias con unicornios, a los solteros millonarios y penaliza a la sociedad navarra, al punto que desde junio de 2015 se ha reducido la deuda pública -única comunidad que lo ha hecho en términos cuantitativos, amén de que UPN la elevó por encima del 18% del PIB y ya está en el 16%-, se han recuperado y reforzado decenas de servicios sociales y, con lo muchísimo que resta por seguir mejorando, se ha hecho gracias al esfuerzo conjunto -fiscal y a todos los niveles- de la propia sociedad navarra, en su inmensa mayoría de una manera fiscalmente progresiva y siendo igual de atractiva Navarra para las empresas como lo podía ser antes de la crisis. El mantra este de que Navarra ha dejado de ser atractiva para las empresas no se sustenta en un solo dato oficial y los propios números de empresas, afiliaciones a la Seguridad Social y cifras del paro -teniendo mucho margen de mejora, por supuesto- lo desmienten. La más clara muestra de que a Navarra Suma lo de las clases medias y trabajadoras es una frase hecha que lanza porque suena bonito la tenemos en el hecho de que estaba a favor de la exención -sin mirar la renta, lo que beneficiaba a quien más a las rentas altas- frente a la deducción -en función de la renta, lo que beneficiaba a quien más a las rentas bajas- en el tema del IRPF de los permisos de maternidad y paternidad. Hechos son amores, se suele decir. Dice Esparza que su grupo “tenderá la mano hasta el último minuto” para negociar cambios. Se les sigue olvidando que ahora es al revés: tiende la mano quien ostenta el poder, esa mano que ni se inmutó a las propuestas ajenas durante los 25 años que gobernó UPN.