Comentó Enrique Maya, alcalde de Pamplona, que el proceso participativo instaurado por el equipo municipal anterior para que fuesen los ciudadanos con sus votos los que eligiesen quién lanza el chupinazo de San Fermín de entre una serie de propuestas presentadas por grupos de muchos tipos e ideologías le parecía "tortuoso" y que le gustaba más que lo eligiese la junta de portavoces. Dijo también que no todo el mundo se maneja bien con las votaciones digitales. Bueno, hasta 2019 se podía votar en persona y por teléfono, no es problema eso. El tema es que, con sus defectos, que seguro se podrán ir subsanando para que el sistema sea más abierto, participativo y no suponga vetos a nadie -a nadie-, el modus operandi de la anterior corporación con Asirón de alcalde fue infinitamente más democrático que previamente. Basta recordar que en julio de 2011 lanzó el cohete Enrique Maya, como grupo más votado, que en 2012 lo hizo Geroa Bai, como 2º, en 2013 el PSN, como 3º, y que, en 2014, cuando le tocaba a Bildu como 4º, Maya, con la potestad dada su condición de alcalde de elegir el lanzador, se lo dio a la Cruz Roja. Desde 2015 no lo tira un político, cuando Asirón pudo hacerlo, y desde 2016 lo elegimos los pamploneses. Cuando lo elegía Maya, ya se ve qué pasaba: la Cruz Roja solo lo merecía el año que no lo tiraban UPN o quien UPN considerase. Muchos preferimos algo que sea menos indecente que eso, aunque sea un poco tortuoso. Es que ponerse de acuerdo y debatir y negociar y consensuar y mejorar es en general más tortuoso que el ordeno y mando y hago y deshago a mi antojo, Maya, es más exigente. Y cuando se eligen opciones, obviamente a veces se quedan fuera entes que lo merecen muy mucho. Pues a seguir proponiéndolos para otro año. Hay muchos sistemas, no volvamos por favor al peor de todos ellos, en el que usted y su grupo estaban tan cómodos vetando a su antojo.