Se está haciendo célebre en las redes sociales una intervención del gran periodista de RTVE Lorenzo Milá desde Lombardía en la que con su habitual maestría criticaba el alarmismo generado por el coronavirus y trataba, desde allá, el mayor foco europeo, de, sin restarle importancia al hecho, sí contextualizar sus consecuencias. Bravo por él y por todos los periodistas y medios que intentan ser ecuánimes en medio de esta sociedad del espectáculo y la tragedia. El único pero a su intervención -y es un pero muy gordo- es cuando dijo que el coronavirus por ahora era incluso menos letal que la gripe común, que según él rondaba el 2%. Bueno, esto es falso, aunque en su descargo se puede decir que los datos de la gripe común son muy variables según países y modos de tomarlos. Sin embargo, el propio Instituto Superior Italiano de Sanidad indica que en esta campaña 19/20 han cogido la gripe 5,6 millones de italianos y que han fallecido 8.000, lo que supone una tasa de mortalidad del 0,14%. La tasa de mortalidad del coronavirus en Italia por ahora es del 3,2% -datos de ayer a las 7 de la tarde: 12 fallecidos de 372 casos-. En China, es del 3,5% y fuera de China salvo Italia es del 1,5%. Lógicamente, el volumen mundial de casos de gripe común es inmenso, puesto que se dice que afecta a entre el 5% y el 15% de la población cada año, pero su tasa de mortalidad -lo dice la OMS- es del 0,1% en los países desarrollados, así que por ahora aunque hay infinitamente menos casos de coronavirus y por lógica infinitamente menos muertes, su letalidad es entre 10 y 30 veces mayor que la gripe común, aunque afecte fundamentalmente a personas mayores con patologías previas. Esto no es ni alarmar ni no, son los datos, que Milá usó -posiblemente sin pretenderlo- de forma errónea para apuntalar su critica al alarmismo. Se puede y debe criticar el alarmismo sin por ello dar datos tan erróneos.