ace unas semanas, cuando la capacidad de hacer tests PCR en Navarra era de unos 400 diarios y había casi 10.000 personas en una bolsa de gente con síntomas pero sin opción a poder acceder a esas pruebas, se hacían PCR -la prueba que muestra si estás infectado en ese momento- solo a casos serios y profesiones esenciales. Faltaron muchos tests entonces -dicen que fue por falta de reactivos (material), personal y máquinas, algo común en medio mundo hace unas semanas-, tests que si se hubieran podido hacer hubiesen ofrecido mucha tranquilidad y clarificado también la situación real de muchas personas, aisladas en sus casas sin saber si efectivamente estaban enfermas. Faltaron, es innegable. A día de hoy, la capacidad se ha multiplicado y ya se hacen a todas las personas con síntomas, aunque sean síntomas más leves. Ocurre que esas cifras son mucho más bajas a causa de la remisión de la pandemia, lo cual es una buena noticia. ¿Tiene sentido hacer entonces PCR a mucha más población, si el PCR es una foto de un instante y quizá da negativo ahora porque hace días que pasaste la infección sin enterarte? Parece, visto el comportamiento de todos los países, que no. Ninguno de tamaño mínimamente grande se ha planteado tests PCR de manera masiva -Israel lleva un 3,4% de la población testada, Navarra llega al 3,2%, Alemania está en un 2,4%, España en un 2,2%-. Yo, lógicamente, no tengo ni idea, pero soy capaz de entender que si me hacen hoy una prueba y me da negativo y sigo saliendo a la calle o la semana que viene se abre un poco la mano me puedo seguir contagiando cada día. ¿Vamos a hacer 47 millones de pruebas cada semana? Eso es lo que veo, que quizá con sistema de PCR para profesiones de riesgo, sintomáticos y contactos y pruebas para saber si lo hemos tenido o no vayamos siendo más eficaces. Aquí y en todas partes. Obviamente, no lo sé, pero parece sonar lógico.