i el martes a Bustin en un vídeo muy hermoso que hizo Osasuna con motivo de la muerte de Robin, del que ya se ha escrito todo y todo bueno. Le quisimos mucho cuando estuvo aquí y todo lo que había que quererle cuando ya no estuvo aquí, así que una pena muy grande que se haya tenido que cerrar su paso por este carnaval tan pronto. El caso es que vi a Bustin, que hace poco también tuvo una pérdida inmensa en su entorno más cercano, y me emocioné. Joder, es la gente con la que creciste, ahí, mordiendo la pintura verde de aquellas vallas de hierro que rodeaban el campo, con tus 12 años y tu anorak de colores y un chicle Cheiw de fresa ácida partido por la mitad para después del bocata. Bustin, Ibáñez, Rípodas, Martín Monreal, Martín González, Pepín, Castañeda, De Luis, Ziganda, Goiko, Lumbreras, Mina, Lecumberri, Etxebe, Iriguibel, Dioni, Bayona, Biurrun, Vicuña, Roberto, Sola, tantos. A esa gente que yo sepa no les hemos dado la insignia de oro y brillantes ni la insignia de nada, a esa gente que yo sepa no se le ha hecho un partido de homenaje a ninguno, ni en individual ni en bloque. Tal vez me traicione la memoria, pero no lo recuerdo. Algunos de ellos nos llevaron a una UEFA acabando sextos en el 85, en la 87-88 acabaron quintos y jugamos semis de la Copa, en la 90-91 acabaron cuartos y se volvió de nuevo a la UEFA, aquella de Urban y Merino contra el Stuttgart. Pienso en Castañeda, que estuvo en todo eso, aunque no llegase a jugar la segunda UEFA. En Bustin, que también. En Ibáñez, que también. Y me sigue asaltando la muy seria duda de que no se haya sido todo lo agradecidos que se debería con esa generación de jugadores que empezaron los 80 y nos dieron 14 años en Primera, dos veces en la UEFA y toda aquella pasión. Quizás la pérdida de Robin y la certeza de que hay que hacer lo que se pueda en vida nos ayude a pensar alguna idea que les haga un poco de justicia.