a la semana pasada se anunció la posibilidad y esta ha sido la propia María Chivite la que declaró que se está analizando la opción de que si un alumno de Primaria -6 a 12 años, llevan mascarilla- da positivo no se confine a toda la clase, algo que sucede desde inicio de curso y que, a tenor de los datos -muy pocos o ningún positivo en las PCR realizadas a esos miles de alumnos confinados y al mismo tiempo muy pocos positivos relacionados con las aulas-, no tendría mucho sentido, ni desde el punto de vista sanitario -el principal y básico-, ni educativo, ni social. Era una demanda que yo al menos hice desde el inicio y que, se incluya o no, al menos los padres y madres vemos que se están estudiando esos datos y que esos datos van a servir para algo, bien sea para mantener los criterios actuales o bien sea para relajarlos, pero que sirvan y que sean los que marquen qué hacer, más allá de que todos como sociedad estamos por lo que se ve bastante convencidos de que la salud es lo primordial y que la precaución a priori es un buen camino. Pero, eso, a priori, porque luego la salud también se resiente si te pegas metido en casa días y días y días mientras el mundo sigue, se resiente tu ritmo vital, se resienten las extraescolares que estén haciendo los críos, sus relaciones sociales y familiares incluso y, en resumen, su vida. No es excesivo ni un drama quedarse 10 días en casa -o 20- en todo un curso escolar, pero ningún grupo educativo que ya haya sido confinado por un positivo está libre de que eso les vuelva a suceder una segunda vez y una tercera y una cuarta y aquello se convierta en una auténtica tortura china emocional. Así que bienvenida sea la posibilidad y la intención de, si los datos lo confirman, flexibilizar algo esta parte del protocolo que afecta a casi 40.000 alumnos de Primaria y por el que cerca o ya más de 10% han tenido que pasar.