urante años, al inicio de la Nacional 2030, que parte de mitad de Aribe hacia Aria, Orbara, Orbaizeta, Irabia y la Fábrica de Orbaizeta, había dos carteles. El primero estaba justo en el cruce con la Nacional 140, que viene de Espinal-Burguete y va hasta Ezcároz. Se leía: Orbaiceta 6,2 kilómetros. Unos 50 metros más adelante estaba el segundo cartel, que ponía: Orbaiceta 6 kilómetros. Bien, durante bastante tiempo tuve el récord mundial de los 200 metros, aunque creo que luego me lo arrebato Juan Luis o no sé si Josetxo o Imanol. El femenino imagino que aún lo tendrá María de la Escuela. Orbaiceta, tan cerca. Y tan lejos. Tan cerca como la abuela subiendo a la Fábrica a "ver qué tal está la Garbiñe", tan cerca como Michel acordándose casi cada día de su amigo Mikel, tan cerca como su hermano Íñigo instalándose en nuestro pueblo con Isabel y Ion, tan cerca como seguir teniendo tantos años entre nosotros al santo José Luis Molinat, el cura al que señalaron con el dedo por decir la verdad: el que diga que Mikel se ha escapado y ahogado, miente. Pero tan lejos. Tan lejísimos, la sensación de que para las instituciones navarras, para el principal medio de comunicación navarro, para buena parte de la ciudadanía, aquella casa al final del todo de la nacional 2030, justo donde acaba y comienzan las pistas de ganado que llevan hacia Azpegui e Iropil, a Francia, en mitad de la belleza más absoluta, aquella casa con dos padres y nueve hijos de los que el mayor había sido, decían, torturado y asesinado, no era Navarra, estaba fuera del campo de visión, no era de los suyos. Sí, al principio un poco de interés del gobierno de Urralburu, pero poco, nada, puro paripé hipócrita. Luego, 30 años de la más absoluta nada. La nada, el vacío, los 6.200 metros más largos e intransitables de la geografía. La impunidad y ese vacío hasta 2015 siguen doliendo hoy, estreno de Non Dago Mikel?