l Ayuntamiento de Pamplona -y otros ayuntamientos- sacaron unos bonos de descuento de ayuda al comercio que en el caso de Pamplona leo que se agotaron el jueves en apenas 3 horas, con la web colapsada. 72.000 bonos descuento agotados en 3 horas. Cada persona puede coger 15 bonos y funciona así: cada bono te cuesta y pagas por él 14 euros, pero cuando vas al comercio que has elegido para gastarlo y que participa de esa campaña esos 14 euros te sirven para comprar por valor de 20. Ahorras seis, que paga el ayuntamiento. Una misma persona puede coger 15 bonos -muchos quizá-, con lo que gastando 210 euros puede comprar por valor de 300. Es un ahorro del 30%. Esto ayuda a los compradores y a los vendedores y dinamiza el comercio. Es buena idea de partida. El tema es: ¿ayuda esto a quien menos opciones de compra tiene o simplemente al avispado que está al tanto y pilla 15 bonos a su nombre, 15 en el de su mujer y 15 en el de cada uno de sus hijos? Pasó en la crisis de 2009: se montaron subvenciones a fondo perdido para toda clase de cuestiones y en ninguna de ellas se miraba por ejemplo el nivel de renta. Sé que el nivel de renta a los que tenemos renta media o normal o alta nos parece una bobada, pero es que la gente con renta media-baja y baja y bajísima existe. Y es mucha. Y sé que organizar un sistema de bonos por el cual se tenga que dar fe de la renta puede ser más complejo logísticamente, pero no tiene por qué no poder hacerse. O, cuando menos, sacar unos bonos unidos a renta y otros de libre disposición, no todos de libre disposición, por los cuales igual los de renta baja sin internet en casa le están subvencionando a la familia rica con 200 megas de conexión que puedan coger 75 bonos en cuanto salen. Las ideas están muy bien. Los remates y flecos para finalizar esas ideas son lo que las convierten en grandes ideas o no. Y esta ahí pincha claramente.