l 90% de los positivos de las últimas semanas en Navarra se estaban dando en menores de 60 años, toda vez que la vacunación de los mayores estaba logrando bajar mucho los casos de 60 hacia arriba. Vacunarse no impide contagiarse, pero los números son obvios: bajan mucho las cifras. Como ya digo, la inmensa mayoría de casos se dan por debajo de 60 años y por debajo de 60 años hay cientos de miles de personas sin vacunar. Más de un 60% de la población aún no ha recibido una dosis y, por debajo de los 60 años, solo 90.000 navarros de entre 395.000 -apenas el 23%- tiene una dosis de la vacuna puesta. Por tanto, es perfectamente viable que suban los casos positivos, como estamos viendo antes de ayer y ayer, y más si tenemos en cuenta que desde el 9 de mayo se levantaron notables restricciones y lo mismo desde el 17: movilidad, toque de queda, interiores de hostelería, reuniones privadas, etc, etc. Tras varios días rondando los 50 casos, el jueves se comunicaron 93 y el viernes fueron 79, ascensos ambos que sin ser nada preocupante sí demuestran que la pandemia, al menos en cuanto a su capacidad de contagiar, sigue siendo capaz de llevarle la contraria a quien se le ponga por delante. Es posible que la propia inmunidad general -natural y por la vacunación- que se va alcanzando haga que el tope de estas subidas o vaivenes no sea tan alto como otras veces e incluso que logre frenarlas, pero tampoco es descartable que mientras los grupos de edad con mayor interacción social no se vacunen podamos ir asistiendo a cifras que hace apenas una semana nos parecían ya cosa del pasado. En cualquier caso, sirven como recordatorio de que el bicho sigue dando coletazos por todas partes y que todo lo que se pueda acelerar el proceso de vacunación siempre será bienvenido. Llevamos casi 16 meses y aunque lo peor haya pasado seguimos sin respirar tranquilos: ni literal ni metafóricamente.