e pasa un poco como a Pazos en Airbag que "lo mismo te digo una cosa que te digo la otra" cuando leo que se van a instalar unas 50 atracciones de feria en el Parque de la Runa para que los críos disfruten desde el 18 de junio hasta el 3 de julio. Por un lado te entra como un ay y por el otro sueltas un qué coño, que se lo pasen bien, que la vida se vive una vez. Es que recuerdo muy bien el año pasado, cuando poco antes de este mes de junio se les permitió a los más pequeños salir a la calle tras semanas encerrados como leprosos y, pese a que fueron los que menos salían, a veces las miradas en la calle eran como si llevases al lado una bomba de neutrones. Se puede entrar en sitios cerrados y quitarte mascarilla, se puede estar ya en la calle hasta las mil, las reuniones de toda clase y tipo a nivel privado no tienen limitaciones, ¿por qué no actividades recreativas si son al aire libre para que los chavales y las chavalas se den el gustazo que los más mayores nos damos en montes, bares, restaurantes y terrazas? Pues adelante, qué leches, adelante, siempre y cuando se haga con cuidado y respetando los aforos para que no haya muchos tumultos. Hace ya semanas -o meses incluso- que pequeñas atracciones como camas elásticas o tiovivos están funcionando en diversos barrios de la ciudad y es un gustazo echar el ojo y observar a los más pequeños gozando tras este invierno y otoño tan largos, como lo es ver las terrazas llenas de gente pasándolo bien. Hemos pasado mucha miseria y, los feriantes, de los que más, así que tan bien es un mensaje positivo de cara a este sector de la actividad. Además manda señales de esperanza de que poco a poco vamos recuperando espacios que nos arrebató el virus y el miedo, espacios que en el caso de los menores de 18 años han sido muchos por no decir muchísimos. La infancia vuela, así que bienvenido sea todo lo que la retenga.