n las últimas semanas se ha conocido el cese a cargo del Gobierno de Navarra de Javier Lacunza como gerente de NICDO, la empresa pública que, integrada dentro de la Corporación Pública Empresarial de Navarra, gestiona entre otros el Baluarte, el Navarra Arena, el Circuito de Los Arcos, el Planetario, la Filmoteca de Navarra, Larra-Belagua, la Film Comission. Lacunza, que llegó al cargo en 2012 con UPN, ha sido despedido de manera muy cariñosa por algunos de sus ya excompañeros en un texto periodístico y en redes sociales no se entiende muy bien el cese de un profesional que durante años ha ido solventando con al parecer muy bien criterio y acierto las nuevas encomiendas, empresas y aventuras públicas que los gobiernos de turno le iban encajando. Las únicas manifestaciones oficiales hasta ahora de la presidenta de NICDO y Consejera de Cultura, Rebeca Esnaola, apenas aportan nada de luz al asunto y dejan en el aire una sensación de ocultar los verdaderos motivos del cese de un cargo que sin ser un consejero o un director general sí que ocupa un puesto público y que reunía en su mano numerosas iniciativas públicas. Algunas empresas públicas por volumen de trabajadores e importancia de su actividad tienen más peso que el que luego se transmite políticamente. Esnaola comentó que el cese se debe a "un proceso de reflexión" en el que todavía no cuentan con un plan concreto a futuro, ya que "todavía es un poco prematuro" y "a esta reflexión le queda tiempo". Esto, lógicamente, es no decir nada y, la verdad, nada aporta a la aclaración de un hecho que ha llamado la atención, puesto que ya digo que tanto de puertas para adentro como para afuera el prestigio de Lacunza es más que evidente. Por supuesto es potestad del Gobierno poner y quitar y quizá la decisión se muestre acertada en el futuro, pero si no explican el por qué y las causas reales es imposible valorarlo.