A veces da la sensación de que la gestión administrativa es tan engorrosa a posta. En el Ayuntamiento de Pamplona, sin ir más lejos, parece que existe maraña de lo más eficaz, tejida durante años, que hace que sea imposible hacer cambios en la manera de dirigir la ciudad de las autodenominadas personas normales.

Sesma y Caballero han dado una rueda de prensa para anunciar que van a revisar con lupa la gestión del cuatripartito en la gestión de las escuelas infantiles, para ver si encuentran alguna irregularidad. Consiguieron llevar el aumento de las plazas en euskera a los tribunales y que los jueces dijesen que no se había hecho de manera correcta. De acuerdo. El anterior Ayuntamiento pretendió hacer cambios para que el profesorado que trabaja en inglés tenga el título C1, no sólo el B1. También lo han anulado, como la convocatoria de 91 plazas de educador. Ahora quieren rascar para ver si pueden tumbar el contrato de menús saludables. En fin.

Una cosa es respetar las leyes que nos hemos dado para funcionar en sociedad y otra bien distinta es utilizarla con el fin de cargarse lo que no nos gusta, porque está claro que cuando hay eso que llaman "voluntad política" milagrosamente se buscan soluciones para casi todo "dentro de la legalidad vigente".

Ni caso a la manifestación del sábado, ni a las, 8.451 firmas, ni a las familias que no van a poder llevar a sus criaturas a una escuela en euskera, ni a los educadores que se quedan en la calle, ni a los que les solicitamos que publiquen de una vez los resultados de la encuesta para ver realmente qué pide la gente. Señores, vamos a hablar de temas serios, de contenidos, de objetivos y de derechos, no de si te has dejado una coma en el tercer párrafo del cuarto epígrafe, con lo que, olé y olé, anulo el contrato.