s curioso, pero el coronavirus va a impedir que el jueves se celebre la ceremonia del Voto de las Cinco Llagas, que es una acción de gracias por la "intervención divina" en la erradicación de otra epidemia: la de la peste de 1599.

Al parecer ésta tuvo su inicio en Santander en diciembre de 1596 y se relacionó con la llegada al puerto del navio Rodamundo, procedente de Flandes. Desde allí se fue acercando hasta que en agosto de 1599 se hizo presente en la capital navarra. En esta epidemia murieron 276 personas en Pamplona, de un total de cerca de 10.000 habitantes.

Lo que se conmemora con el Voto es que un fraile franciscano tras recibir una comunicación divina, dijo qué para acabar con la peste la gente debía llevar sobre el pecho durante 15 días la imagen de las Cinco Llagas de Cristo, y realizar una procesión en Jueves Santo. De lo que no se habla en la ceremonia es de las numerosas medidas profilácticas que se tomaron. Durante meses se controló rigurosamente la entrada y salida de personas y mercancías en la ciudad y en cuanto murió la primera víctima, una mujer del barrio de la Magdalena, se tapió con adobe el puente y se cerraron las puertas y ventanas de las casas. Durante casi medio año se desinfectaron viviendas, ropas y enseres a fondo, se estableció la enfermería-hospital fuera de la ciudad, se pusieron guardias en las zonas infectadas para evitar toda comunicación, incluso la de perros, gatos y otros animales y se visitó diariamente a la población para aislar lo antes posible a los nuevos casos y a sus contactos. Y así se consiguió que la incidencia fuera menor que en otros lugares. ¡Un aplauso también para aquellos sanitarios!