cabo de leer el informe de la fundación Sustrai Erakuntza sobre la gestión de los residuos domiciliarios en Navarra y se me ha caído el alma a los pies porque muestra claramente que no vamos tan bien como nos gustaría creer.

Según este informe solo el 43% de los residuos sólidos urbanos son recogidos de manera selectiva, mientras que el 57% se tiran todos revueltos. Es la denominada "fracción resto". En la comarca de Pamplona el destino de la fracción resto es directamente su enterramiento en el vertedero de Góngora, sin sufrir ningún tipo de tratamiento previo.

Y lo más doloroso para mí, que tengo en casa el cubo marrón del orgánico desde el primer día, que soy activista convencida de la separación de basuras, que miro fijamente y con mala cara a los que echan todo en la misma bolsa al contenedor verde... lo más duro, digo, ha sido ver que mis residuos orgánicos están contribuyendo a la contaminación de las aguas y el suelo de la Zona Media. Dice el informe que todas las mancomunidades, excepto las de Montejurra, Mairaga y Ribera, no llevan estos residuos a compostar para abonar campos y huertas, como sería lo ideal, sino que se los entregan a empresas privadas. Estas los usan para la producción de metano con fines energéticos y después utilizan el residuo líquido final como fertilizante para agricultura "aunque con graves problemas de contaminación". La empresa de este tipo que más residuos recibe es HTN de Caparroso. Allí van a parar los de Pamplona y Comarca, que después son mezclados con los purines de la famosa macrogranja de las cinco mil vacas, provocando filtraciones altamente contaminantes. No por favor ¡con mis basuras no!