Me creerán o no, pero las he encontrado al azar: son las bases de la convocatoria de una plaza de sepulturero en un ayuntamiento murciano. En el concurso de méritos puntúan, entras otras materias, los certificados de idiomas del Consejo de Europa, los cursos de ofimática y los doctorados. Ciencia sin duda clave para sellar nichos. En cuanto al examen, su primer ejercicio mide el conocimiento de temas vitales para el panteonero, como la Corona y la Ley de Transparencia. El segundo, eso sí, va de tipos de ladrillos, féretros y arbustos. El entierro de Joseph Roth, el santo bebedor, fue oficiado por dos curas y un rabino. ¿Por qué no se valora la Torá?

Cambie usted el gremio, mire a casa y opte por el lenguaje inclusivo si desconfía de la RAE, pero la conclusión será la misma: como algo hay que pedir, en las oposiciones cuentan a veces saberes innecesarios. Ni al cavatumbas se le exige solo saber de cipreses, ni al conserje solo de llaves, y esto puede crear situaciones absurdas e injustas. Un aspirante a funcionario en ese camposanto con el título de finés supera a la mejor plañidera sin diploma. Y ningún sindicato ni partido escupe datos de finlandeses difuntos para rechazar el sindiós. Es un daño colateral, en este caso para fomentar el aprendizaje de lenguas, que asumimos.

Con el euskara en Pamplona, no, ni como rareza ni como certeza estimable. Ni por empatía social. Pues aun aceptando, por regalar un comodín, que el vascoparlante carece del derecho a usarlo en la Administración, al menos podían tener el detalle de tratarlo como al alemán. Ni eso. Como no decía la canción, le llaman convivencia y no lo es.