Cuatro siglas. Cuatro años. El 4x4 de la política del cambio. Cuatripartito para una legislatura. Tracción en las cuatro ruedas mal equilibrada. Un prototipo de referencia entre los fabricantes estatales de ilusiones progresistas. En realidad, confluencia de más de cuatro: tres de las formaciones contienen coaliciones y la cuarta, facciones y fricciones. Experimento alternativo imprescindible en esta Comunidad plural. Osado. La única fórmula posible para evitar alternancia o complicidad del bipartidismo clásico. Aquí siempre se ha gobernado por el procedimiento ya extinto de la lista más votada o por enjuagues entre UPN-PP y PSN-PSOE. Sin olvidar a CDN, un díscolo del regionalismo -al que tildaba de “aldeano”- devenido en su declive en sumiso de conveniencia. Un precedente similar (1995) fue efímero. Concluyó en decepción. Presidió el PSN (11). Compuso gobierno con CDN (10) y EA (2). Los 5 escaños de IU auparon con holgura a la mayoría absoluta, con renuncia a asiento en el Ejecutivo y apoyo parlamentario. En el Ayuntamiento de Pamplona, CDN (6), PSN (5) e IU (3) formaron tripartito gobernante. EA no tenía representación. Una cuenta socialista en Suiza desbarató el Gobierno, que el PSN-PSOE reintegró a UPN al cabo de un año. Los actuales gobiernos del cambio, foral y pamplonés, sienten en la recta final el vértigo de la inestabilidad. La travesía no ha sido fácil. El rumbo programático trazado ha obviado los escollos más serios. Velocidad, lenta. La severidad retórica con el oponente es escénica. La firmeza operativa contra el socio, torpeza demoledora. Rebeldía disolvente. El maximalismo destruye. Desactiva apoyos. Desmoviliza afines. Algunos agentes políticos, sindicales y sociales del cambio olvidan la fortaleza del adversario cuando menoscaban la solidez del proyecto compartido. Confluencia en el objetivo. Programa mejor definido. Órganos de decisión inclusivos. Defensa de un común denominador. O no saldrán las cuentas.