Gloria y Dolor. Esparza ha invertido los términos de la última película de Almodóvar. La gloria de liderar la lista más votada el 26-M y el dolor de verse en la oposición el 2 de Agosto. Evidencia contable: otra Navarra suma más. Con la mofa de compartir con Bildu votos negativos a la investidura mientras otras papeletas de Bildu sentenciaban el desenlace. Un escarnio en presencia de las alborotadas portavoces de PP y Cs. Oposición testimonial, por ruidosa que pueda ser y será. Para hacerla útil deberá coincidir con Bildu. Qué oprobio. La oposición efectiva corresponde a Los Siete de Bildu. Si la cohesión se mantiene entre el nuevo cuatripartito, la gobernabilidad parlamentaria dependerá siempre del sentido de voto abertzale. Chivite tendrá que parlamentar con ese grupo porque existe, vota y decide. Podrá evitar la foto negociadora, pero no la negociación. Hacerlo por convicción tiene más valor que acometerlo por admitida debilidad. La democracia es el gobierno de la mayoría, no de la lista más votada. La derecha navarra parece no asumirlo. UPN intentó alcanzar la hegemonía parlamentaria absoluta al aceptar finalmente la fórmula de fusión reiterada sin desaliento por el PPN. Tácito reconocimiento de impotencia individual, fruto del declive regionalista. Cs se sumó sin nada que perder. Luego, el PP les ha hecho un Zabaleta (Patxi registró en su día NaBai). Y aún eran conscientes de la necesidad de contar con la complicidad del PSN, tan propenso a dársela. El primer cálculo se les quedó corto. La segunda hipótesis falló. El PSN tenía que elegir entre una supervivencia sufrida y un hundimiento irreparable. A Chivite le dejaron optar por la osadía. El PSOE parece dispuesto a pagarlo en el proceso de investidura, con Navarra como ariete de las embestidas de las derechas políticas y mediáticas. Aquí seguirán los exabruptos, las mentiras y las descortesías. Los malos modos. La mala educación. Igual tienen que volver a la Skola, eh?