bro el buzón y me encuentro con nueve bocas abiertas y un mensaje común: "Queremos escucharte". Labios de distinto grosor; unos al natural, otros pintados. Asoman dientes sanos y limpios, bastante bien conformados. La lengua se advierte en todas menos una de las bocas. El orificio dibujado en esta -la de labios más carnosos- conduce a una cavidad oscura de incierta ubicación en la anatomía humana. Las bocas reclaman mi atención desde un díptico bilingüe con portadas en verde, color de la bandera de Pamplona. Lo ha buzoneado el Ayuntamiento para inscripciones en el "Censo Municipal de Ciudadanía Activa y Colectivos" (Reglamento de Participación Ciudadana: 51 páginas, 5 títulos, 25 capítulos, 117 artículos, 4 disposiciones). O sea, maraña reguladora disuasoria. El Censo figura dentro del título de "Cooperación público-social". Aprobado definitivamente el 24-12-2019, el Reglamento define su fundamento: "La obligación de la Administración de mantener una actitud proactiva respecto al Derecho de Participación recogido en la Constitución". Concepto: "Implicación ordenada de la ciudadanía". Pamplona somos tantas voces como personas: 208.537. Eso dice el díptico depositado en 73.000 buzones, con código QR y todo. La campaña se promociona también por redes sociales, mensajes audiovisuales, cartelería e inserciones de anuncios en prensa. Ofrece 27 ámbitos no excluyentes en los que participar, la elección del barrio y el carácter individual o de representación de un colectivo o grupo. La inscripción carece de plazo temporal. El censo estará en permanente actualización. Pura escenografía. Postureo. El espíritu real lo refleja la decisión de Alcaldía de suspensión de las Fiestas antes de escuchar a la Mesa de los Sanfermines, en contra de su propio compromiso público. El diseño del díptico adolece de una ausencia: dos orejas. Una por la que le entran y otra por la que le salen al gobierno municipal las voces ciudadanas. Un fallo. Gordo.