sta última semana hemos conocido los resultados del informe sobre los abusos sexuales cometidos en Navarra en el seno de la Iglesia católica realizado por la Universidad Pública por encargo del Gobierno Foral. El trabajo ha identificado a 31 supuestos abusadores y 52 víctimas, a los que se han unido 7 más sólo en la última semana. De todas formas, se sospecha que esos datos no constituyen más que la punta de un iceberg que pudiera afectar quizás a centenares de personas que sufrieron en su niñez o adolescencia los ataques de predadores sexuales vestidos de sotana. El consejero de Justicia, Eduardo Santos, ha anunciado ya el impulso por parte del Gobierno de Navarra de una ley para el reconocimiento de estas víctimas que se presentará al Parlamento Foral para su debate y aprobación. Será una buena oportunidad para conocer las posturas ante el tema de todos los grupos políticos presentes en la cámara navarra y de comprobar el grado de ayusismo inoculado en Navarra Suma, especialmente en UPN, su, de momento, socio mayoritario. Ha querido la casualidad que la misma semana se haya constituido la Red Navarra de Torturados - Nafarroako Torturatuak, una asociación para denunciar la práctica de abusos y malos tratos por parte de los cuerpos policiales desde los años 60 hasta nuestros días. El Gobierno de Navarra ya realizó, en los años de gobierno de Uxue Barkos, un primer informe sobre el tema, pero éste sólo abarcó hasta 1978, esto es, tres años después de la muerte de Franco. La recién creada asociación pretende que una nueva investigación de carácter independiente incluya también los casos producidos durante las décadas “democráticas”, con el PSOE o el PP al mando de los estamentos policiales del Estado. De hecho, Nafarroako Torturatuak estima en un millar las víctimas navarras de esta lacra, cuyos autores han quedado casi siempre impunes. Chivite, es la hora de la verdad, la justicia y la reparación, también para estas personas.