on el título No soy tu chacha, hay una petición de firma en change.org para que el Gobierno de España ratifique el Convenio 189 de la OIT. La ha iniciado Rafaela Pimentel, empleada del hogar. Desde luego, está claro que este trabajo sostiene al resto y sostiene la vida. Quienes lo conocen son conscientes de su carácter multitarea y de su exigencia y saben que bien se realice en el propio hogar o bien como Rafaela en el de otras personas, no genera derecho a prestación por desempleoy de la jubilación mejor no hablar.

No hace falta decir que son mujeres las que realizan la mayor parte de este trabajo. Leemos y escuchamos que la presencia de mujeres en los consejos de dirección de las empresas dista mucho de lo que sería deseable y es verdad. Hemos aprendido el significado de la expresión techo de cristal, esa barrera invisible que frena el ascensodentro de las organizaciones. Pero hay otra, menos conocida y bien gráfica, suelo pegajoso, que refleja la situación de las mujeres a las que, en mayor medida que en el caso anterior, lo doméstico, propio o ajeno, coloca en una situación de privación de derechos.

Recientemente, Oxfam Intermón ha publicado un estudio en el que afirma que el 32,5 % de las más de 550.000 trabajadoras del hogar del país vive bajo el umbral de la pobreza, una de cada seis apenas gana 16 euros al día y el 36% no está dada de alta en la Seguridad Social.

El Convenio, les aconsejo que le echen un vistazo, señala cuestiones tan elementales que sonroja leerlo. Ratificarloposibilitaría entre otras mejoras que la inspección de trabajo actuara en este sector, donde el respeto al ámbito privado facilita la comisión de abusos y la desprotección de las trabajadoras.