tres ciclistas resultaron heridos el pasado jueves en otros tantos accidentes de tráfico ocurridos en Pamplona y Huarte, y todos ellos fueron evacuados al hospital con lesiones de diferente consideración. Seguro que fue un día especialmente funesto pero, con la ordenanza municipal de movilidad en la mano, muchos no podemos quitarnos de la cabeza que a partir de los 14 años las bicis están obligadas a rodar por las calzadas en amplias zonas de Pamplona y tememos acabar recibiendo una terrible llamada. Sé que algunos chavales van como locos por las aceras y que la Policía Municipal está parando ciclistas para recordarles por dónde han de ir, la obligación de llevar luces y timbre y, pese a no ser obligatorio a partir de cierta edad, la conveniencia de usar el casco. Todo ello lo conozco pero, tras los citados percances, en las redes sociales se quejaban unos de aquellos que no se bajan de las bicicletas ni para cruzar de acera mientras los otros les replicaban que se niegan a jugarse la vida en las calzadas, un espacio público que en esta ciudad es de uso casi exclusivo para los automóviles. La verdad absoluta nunca está sólo en un lado, pero sí la vulnerabilidad, y por ello, cuando se van cada día de casa en la bici, miles de padres esperamos que nadie nos telefonee desde Urgencias.