e siento una privilegiada. Así me veo a pocas horas de recibir la segunda inyección y formar parte del 20% de habitantes de Navarra que han completado su vacunación. La evidencia científica constata la eficacia de las vacunas que, sin embargo, no son infalibles -ningún fármaco alcanza un 100% de efectividad frente a la covid-19- y sabemos que los portadores del virus pueden contagiar a otras personas aunque estén inmunizados y no presenten síntomas. De acuerdo, pero las vacunas han demostrado que reducen el riesgo de infección y los contagios prácticamente desaparecen tras la segunda dosis. Con el primer pinchazo me emocioné tanto que me pasé de simpática, dando las gracias a todo el que me encontraba por el antiguo Maristas. Ahora, además, puedo creer que no enfermaré de gravedad y como yo, cada día más y más gente. A riesgo de parecer una reflexión tonta, no recuerdo si alguna otra vez en mi vida me he sentido tan agradecida con tantos. Con los de las jeringas, los organizadores de semejante movimiento de masas, con quienes hacen posible que la cura llegue hasta nosotros... y, sobre todo, con los científicos, cuya capacidad y esfuerzo han hecho posible que en unos cuantos meses -sin duda, demasiados para demasiada gente- empecemos a dejar atrás la pandemia.