a guerra en Ucrania y sus consecuencias de toda índole preocupan, indignan y asustan a partes iguales. Las crónicas de los múltiples campos de batalla al norte de Europa nos absorben, no tenemos otra conversación, y así hemos pasado del monotema de la pandemia -del que creímos nunca íbamos a salir- al de la agresión bélica rusa. En ello estamos, queramos o no, cuando las semanas avanzan y con ellas las noticias ligadas a los Sanfermines. Reconozco que la feroz actualidad internacional ayuda, pero el hecho de llevar dos años sin fiestas me genera entre abulia e inapetencia, me cuesta creer que en 115 días se lanzará un chupinazo. Es aquello que cuando fumas te parece imposible dejarlo y cuando lo consigues, ni ganas de retomar el cigarro. Igual exagero porque las fiestas, de vicio, nada y son legión los obsesos de la cuenta atrás hasta el 6 de julio. Lo sé y sin embargo leo que la primera corrida será para Morante y Roca Rey, que la sorpresa "nunca vista" de la que habló el alcalde de Pamplona es un gran concierto en el Navarra Arena y que la Policía Municipal celebrará esos días unas Jornadas de Seguridad Pública en Eventos de Gran Concentración de Público y, todo junto, me llena de inmensa pereza. Será la falta de costumbre, dos años son mucho... Ya nos acostumbraremos.