no sé a ustedes, pero a mí cada día me cuesta más poner interés y atención en eso que sucede y nos agrede, más a unos que a otros está claro, y que aparece a diario en las primeras planas de los periódicos, en el aluvión de titulares de las redes sociales, que a eso casi se ha reducido la información.

Es lo que sucede con los empachos y las indignaciones que han dado en poca cosa, que al final cuesta tragar del mismo sapo hecho inacabable capón navideño. Francia, Chile... salen a la calle y arrasan y se hacen valer, aquí esperamos a que alguno de nuestros muchos santos patrones arregle lo que parece que no tiene arreglo o lo tiene malo, pero nos indigna que el Iglesias y el Espinosa compadreen en el club social al que pertenecen -ese donde las copas y los pinchos son mucho más baratos que en la calle- y compartan cosas chistosas... y ahí queda todo.

No nos queda un trozo más de vestidura para rasgar por naderías, de ahí que ni moquero gastemos para los casos imparables de desahucios que se cometen a diario en violación de la sagrada constitución: el ciudadano tiene derecho a una vivienda digna, sí, pero menos, por eso las calles se van llenando de belenes vivientes.

En la calle nos aguarda con los brazos abiertos la ley Mordaza, esa que no van a derogar porque les conviene y que pone en solfa no ya la democracia, sino la misma justicia, porque cuando la palabra de un policía basta para aplicarte una sanción penal (disfrazada de administrativa) la administración de justicia sobra y convierten tu defensa en una farsa propia de los juicios sumarísimos del franquismo.

¿De Quinto no tributa en un país de cuya cosa pública cobra? ¿Y? Por mucho que diga y señale, nada cambia. El Congreso y el Gobierno se manejan desde la sombra, lo saben quienes mueven los hilos de la formación de un nuevo gobierno y dan la venia o la retiran. Salta a la vista de manera grosera, pero si lo señalas eres tremendista, apocalíptico, conspiranoico y populista (como mínimo). ¿Si no señaláramos sería peor o mejor? Ni idea. Solo sé que el menda va a seguir ganando, cobrando y pagando lo menos posible, algo que la inmensa mayoría no podemos hacer porque el control que ejercen sobre nuestros ingresos es en la práctica absoluto.

¿Que la marquesa dice que vivía, ella se entiende, mejor con ETA? ¿Y? Es una estupidez malévola, un autorretrato que revela miseria moral. Se lo han hecho ver desde la propias víctimas del terrorismo, y ahí sigue arrastrando títulos, micrófonos y privilegios de casta. Es como si a esta gente el ser afeados de continuo les embelleciera de cara al público.

Tengo la sensación de que nada de lo que digamos en nuestra taberna de los cuatro gatos, aunque sean muchos más, modifica el aspecto de esa ciénaga que nos tiene atrapados en el malestar, la indignación en balde y el papel de paganos de la farra que se llevan el barato de la timba, y no siempre: Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, / humaredas perdidas, neblinas estampadas. / ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, / qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!... El siguiente verso de Rafael Alberti me lo callo, no vaya a ser que me multen o procesen por terrorista y lo de la violencia y el odio y las apologías diversas que se les ocurra a quienes tienen las porras a su servicio.

Estábamos indignadísimos, oiga, con el avance del partido político judicial y de la extrema derecha -partido patriótico lo llaman- y esta saca 52 diputados mientras que a la bancada de la izquierda revolucionaria (¿o no era así?) le da un ataque de alopecia que aconseja que, junto a los aparatos de lujo gratis, les den a la bancada un botellón de Abrótano macho. El ABC señala como una gran cosa digna de tener en cuenta que la extrema derecha ha retrocedido en el panorama español desde la aparición de VOX lo que, según me han señalado, convierte al centenario diario monárquico en un panfleto anarco-sindicalista.

Y así vamos tirando, señalando, voceando, asomándonos a nuestro corrillo y a los ajenos, riñendo, aplaudiéndonos, mientras por encima de nuestras cabezas y sobre nuestros hombros hacen y deshacen lo que les viene en gana.