a fiscal general dice que tiene costumbre de reunirse con diversos medios de comunicación, pero no contesta a los periodistas que justamente le preguntan por esas reuniones en concreto, no en plan alternar, como se decía antes, con amiguetes y conocimientos del merdeo público, sino por su contenido político. No estamos hablando de cafeses ni copichuelas finas, sino de gente peligrosa, delincuencial digamos, cuyas andanzas son objeto de la atención de diversas fiscalías, gente que ya ha sido condenada por sus actuaciones delictivas. Estamos hablando de gente que urdió no ya tumbar al Gobierno, sino hacer desaparecer del panorama político la única fuerza de izquierdas que podía llegar al Gobierno de la nación a base de calumnias, una maña política ya habitual que no choca a casi nadie. Están diseñando un futuro de extrema derecha y a este paso lo van a conseguir retorciendo leyes y provocando sentencias golpistas. No se trata de un partido de tenis con mucho fair play, sino de la salud social de un país que la está perdiendo a marchas forzadas y la fiscal Dolores Delgado es parte de ese engranaje.

Da que pensar que la vida pública de un país gire alrededor de una gente que donde mejor estaría es apartada por ley de esa vida pública: el pirata Villarejo, la Ayuso, el de siempre con sus papeles y sus dineros que nadie sabe a dónde y a qué manos fueron a parar porque entregados sí fueron. Las cuentas no salen. Son muchos los que pagaron y muchos también los que cobraron, por mucho que el que repartiera se llevara la mejor parte€ es posible que estén "todos comprados", de una manera o de otra, pero comprados, incluidos los comunicadores que agitan medios de comunicación de agitación filogolpista, como Libertad Digital y otros parecidos, que ha recibido avales, adquisición de acciones o subvenciones gubernamentales.

En este Estado de las Autonomías -qué rancio suena, ¿no?- hay que preguntarse por fuerza en qué medida gente como la IDA, tramposa hasta las cachas, manipuladora, corta de cerebro y larga de mala intención, nos afecta con sus delirantes decisiones. Puede afectar a los madrileños que no la votan y la padecen, pero en modo alguno a los que la votan y también padecen, lo que no deja de ser un misterio, o a los que hacen caja con sus trucos y arbitrariedades, ¿pero al resto? A no ser que la tomemos como protagonista de noticias bomba o descacharrantes de prensa sensacionalista, no veo en qué medida puede afectarnos. Pero el caso es que con su criminal más que deficiente gestión de la pandemia ha hecho bailar al son de su pandero a un Gobierno que no siempre ha sabido salir con bien del aprieto. La IDA con sus mandangas es una rueda de la operación golpista de derribo del Gobierno, que ese sí que nos atañe a todos en la medida en que nuestros propios sistemas de gobierno peligran en manos de quienes ya los han amenazado.

Pero hete aquí que la última decisión de cerrar la barraca madrileña ha sido "por el bien de España". Dejando a un lado que, con independencia de quien lo diga, cuando oyes tal cosa dan ganas de escapar a la carrera y hacerse humo, no vaya a ser que se fijen en ti, cabe preguntarse ¿España es Madrid? Hemos tenido pruebas sobradas de que así es, nos guste o no, y de que el resto no somos más que ciudadanos de segunda (o tercera), levantiscos, amigos de la breña y los pellejos, las lenguas y leyes viejas, poco españoles, sin ganas, y en consecuencia esos amantes de todas las libertades se sienten llamados a civilizarnos y hacernos patriotas de cornetín, lo queramos o no.

Eso sí, que tu futuro social pueda depender de unos conspiradores de cuarta del Levante español resulta alarmante€ partidos en derrota o podridos de corrupción que todavía quieren actuar en nombre de todos los ciudadanos del Estado español, imponen su ley electoral con el objeto de dar un vuelco a la situación social y política actual: eso es un abuso, lo pintes como lo pintes, y una amenaza de un futuro más que incierto en el que se levanta el estafermo de la extrema derecha decidiendo entre bastidores o gobernando a golpe de decretazo demoledor de lo a duras penas conseguido hasta ahora por lo que a política social se refiere€ un orden nuevo por el bien de España y la pimpante salud de sus bolsillos.

Están diseñando un futuro de extrema derecha y lo van a conseguir retorciendo leyes y provocando sentencias golpistas