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¿Un misógino en la Casa Blanca?

Anda el personal de medio mundo indignado con las andanzas, pretéritas y presentes, del impresentable candidato republicano a la presidencia del país más poderoso del orbe. Después de un fin de semana en el que se han conocido las misóginas opiniones de Trump en un vídeo en el que el magnate alardeaba de besar y meter mano a mujeres “guapas” sin su consentimiento porque “cuando eres estrella te dejan hacerlo” (les ahorro el resto de sus textuales expresiones soeces y ultrajantes para las mujeres), nuevos exabruptos del aspirante del tupé imposible han venido a apuntalar su sobrada incapacidad para ser incluido en el club de los políticos con dignidad, decencia y pedigrí democrático. Lejos de renunciar a la carrera presidencial, como le exigen hasta destacados miembros del ala más conservadora de su partido, se permitió replicar a su rival, Hillary Clinton, quien en un momento del cara a cara le espetó que era una suerte que ninguna persona con su temperamento se ocupara de las leyes en EEUU con un “desde luego, porque estarías en la cárcel”. Con estos ademanes, más propios de un chulo barriobajero, tampoco es extraño que denomine a su hija “pedazo de culo”, que alardee en público de sus andanzas sexuales denigrando a las mujeres, o que abusara de su primera esposa tras reprocharle obscenamente y los gritos haberle recomendado un cirujano plástico que, según él, le había arruinado su cabellera. ¡Warning, warning! Las señales de peligro se multiplican ante la posibilidad de que un tipo sólo preocupado por su flequillo tenga a mano el botón nuclear de EEUU y dicte las líneas maestras de su geopolítica. Sí, todos me aseguran que es imposible que gane. Pero me lo cuentan los mismos que decían que Reino Unido jamás dejaría la UE o que el referéndum por la paz en Colombia estaba ganado. Real clear politics, el sitio más fiable sobre encuestas de EEUU, registra solo un 4,9% de diferencia a favor de Hillary. Pero yo no me fío. En las elecciones de noviembre puede alzarse con la victoria por primera vez en la historia de EEUU una mujer. Pero también uno de los más despreciables misóginos.