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Urnas y reformas

Tras un octubre de infarto, de política esperpéntica y del nocivo juego al ratón y el gato entre Puigdemont y Rajoy (y lo que ambos políticos representan) Catalunya se encamina hacia las elecciones del 21 de diciembre partida en dos pero con más serenidad y seny que en los últimos días. Las megamanifestaciones de uno y otro signo han dado paso, afortunadamente, a la responsabilidad y a una cierta distensión, empañada por la anunciada ofensiva judicial contra los dirigentes que semiproclamaron la república catalana. La solución, ahora, debe estar en la política y no en la calle. Desoyendo los cantos de sirena tanto de quienes apuestan por más mano dura en Catalunya como los de quienes desde ella apelan a la resistencia ciudadana. Ello implica administrar con cautela el 155, evitar que el antagonismo ahonde la fractura social y caminar hacia el 21-D con un espíritu constructivo y conciliador. Las urnas no serán la panacea del problema pero recontarán fielmente la posición de toda la ciudadanía. Y ahí no hay que esperar grandes cambios porque en cuatro décadas de comicios el bloque catalanista y/o independentista y el constitucionalista no han cambiado significativamente su número de escaños. Pero, claro, tampoco se había producido un tsunami político de la magnitud del procés. Estas son unas elecciones claramente excepcionales cuya convocatoria y circunstancias no son compartidas por las fuerzas independentistas, que de todas formas -y salvo que la CUP se descuelgue a última hora- concurrirán a las urnas. Dar la voz a la ciudadanía debe servir para afrontar la cuestión catalana desde el debate político, con más argumentos y diálogo y menos acciones punitivas, huyendo de las presiones para la aplicación de más mano dura. Una ocasión única para defender ideas y respetar los resultados (gane quien gane y con la mayoría que sea), que no solucionarán de raíz el contencioso pero que ayudarán a encauzarlo. No con patochadas como la de Bruselas y sí con un necesario cambio del marco legal sin dramas ni aspavientos.