Síguenos en redes sociales:

Leslie

cuando nos vayamos, dejaremos amistades, familia, esperemos que algún buen recuerdo, quizás nada, pero lo que seguro quedará para los que continúen por aquí será donde ponemos los pies, este terrenal mundo, el planeta donde andamos. Nuestros padres pregonaban aquello de que no nieva como antes, y nosotros empezamos a retomar el mismo sermón mientras a 25 grados nos dábamos un paseo con camiseta por este mes de octubre. Llueve como en el trópico, a lo bestia y de un tirón, que aquí son seis meses, y se han simplificado las estaciones, frío y calor, sin trámites de un tiempo a otro. Las recomendaciones para ayudar a frenar el cambio climático tienen que ver con todo lo contrario a una vida de opulencia, la que nos proponen a cada metro, con un ahorro energético desde los pequeños detalles -transporte público, electricidad, agua caliente, reciclaje, reutilizacion-, consumo cabal también de alimentos. La semana pasada, los países de la Unión Europea fijaron en un 35% el recorte de las emisiones de CO2 que quieren exigir a los nuevos coches y camionetas a partir de 2030. Un acuerdo final, dicen los expertos, que evidencia que por un lado van las evidencias científicas y, por otro, la realidad política. El acuerdo fue tan sólo unas horas después de que el mayor panel de expertos sobre cambio climático advirtiera que son necesarias medidas sin precedentes en las políticas contra el calentamiento global -dieciséis de los diecisiete años más cálidos registrados han ocurrido desde 2000-. ¿Leslie, qué haces por aquí?