si alguna capacidad debe ser reconocida a la oposición parlamentaria en Navarra es la de hacer ídem con asuntos que ella perpetró en el pasado. Ahora estamos inmersos en pleno debate con las deducciones por maternidad que UPN, PSN y PPN eliminaron de tapadillo a finales de 2012, pero a lo largo de la legislatura ha habido numerosos ejemplos de similar cinismo. Entre los más llamativos, circunscrito en este caso a regionalistas y populares, está la devolución de la paga extra que Barcina birló a los funcionarios en 2012, siguiendo las directrices de Rajoy, y de la que solo reintegró un 25% unos meses antes de retratarse en las urnas en mayo de 2015 con el desenlace conocido. Fue uno de los numerosos marrones que recibió el Gobierno del cambio y que le obligó a aflojar 45 millones para saldar la deuda heredada, no sin que antes Esparza y Beltrán, en un colosal ejercicio de desmemoria, trataran de apuntarse el tanto.
Tan llamativo o más es el caso de la gratuidad de la autopista Tudela-Irurtzun. Fue el Gobierno de UPN-PP quien, obviando que el coste de la denominada AP-15 había sido requetepagado por los navarros, decidió en 1997 que Audenasa siguiera explotando este negocio hasta 2029, y fue Aznar quien vendió en 2003 el 50% que tenía el Estado. Sin embargo, como si la cosa no fuera con ellos, llevan tres años reclamando al Ejecutivo de Barkos que levante los peajes que ellos dejaron bien anclados hasta dentro de 11 años, lo que ha permitido participar de jugosos dividendos a excargos públicos como Miguel Sanz, que cobraba 13.000 euros al año por presidir su consejo de administración, una tarea que ahora desempeña el consejero Mikel Aranburu a coste cero. Todo esto por no hablar del TAV, un proyecto que los sucesivos gobiernos de España han utilizado para hacer propaganda durante décadas, pero que UPN, PSN y PPN se permiten la licencia de acusar a EH Bildu, Podemos e I-E de poner los palos en la rueda. En fin. Delirante.