no conozco a Clemente Bernad, tampoco a Carolina Martínez. Ni falta que hace para solidarizarse hondamente con estas dos víctimas de la formidable perversión consistente en que en un Estado de Derecho se les procese por intentar documentar, mediante la colocación de una cámara videográfica, el enaltecimiento del golpismo franquista que bajo enunciado de misa acontece mensualmente en la cripta del Monumento a los Caídos. Legitimando en los tribunales como parte acusadora a la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Santa Cruz, creada en 1939 por excombatientes requetés y en cuyos estatutos se asigna el cometido de “mantener íntegramente, y con agresividad si fuera preciso, el espíritu que llevó a Navarra a la Cruzada por Dios y por España”. El mundo al revés, en tanto que la Justicia ampara a una congregación que debería estar ilegalizada y además criminaliza a quienes procuran arrojar luz sobre una exaltación fascista que ultraja la memoria de los más de 3.400 asesinados en Navarra sin que mediara frente de guerra. Particularmente controvertida resulta la respuesta de la Fiscalía por apreciar un delito de revelación de secretos cuando no hubo filmación, al descubrirse la cámara que enfocaba el altar de la cripta -y por tanto a los sacerdotes oficiantes, no a los asistentes a la eucaristía-, así que ninguna imagen se ha difundido. Además de que Bernad y Martínez accedieron al Monumento con autorización del Consistorio pamplonés, titular también de la cripta aunque el Arzobispado ostente el derecho de usufructo y delegue en la hermandad franquista las tareas de culto y mantenimiento. El celo de la Policía Nacional, que destinó a seis agentes ahora citados como testigos a una investigación de semejante calibre -nótese la ironía-, cabría atribuirse a un eventual interés preferente del entonces jefe del Cuerpo, que cesó en el cargo por abrir un perfil de Twitter en el que se ensalzaba a Franco como jefe de Estado y a Tejero como soldado de honor. No se trata ya de que Franco mande desde la tumba, como argumenté el pasado día 5, es que hasta los caídos se levantan. Para morirse. De asco.