cincuenta mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España en lo que va de 2019, igual que en todo 2018, según el último balance de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género y suman ya 1.026 víctimas desde 2003, año en el que se abrió este macabro registro. A lo largo de 2018, se presentaron en Navarra 1.887 denuncias por violencia de género, un 2% más que el año anterior. En lo que va de año, solo las denuncias presentadas ante los cuerpos policiales suponen una media de 109,4 al mes. Son meras cifras que esconden una realidad escalofriante, que por ser repetitiva y recurrente para los medios de comunicación da la sensación de que, como con los movimientos e ideas ultras y fascistas, estamos blanqueando. Noviembre es un mes de por si triste, oscuro, frío -salvo si coincide con algún cumpleaños o festejo íntimo y familiar-, y es también el mes en el que se recuerda a quienes nos dejaron, y en el que cada día 25 se nos presentan todas las medidas que impulsan gobiernos, administraciones públicas y asociaciones para hacer frente a la violencia contra las mujeres. No está mal que haya un día especial de llamada de atención, aunque no es el único porque, lamentablemente, cada vez que ocurre una agresión se nos encoge el corazón y sacamos nuestra rabia ante la impotencia. Es verdad que conviene tomar medidas, autoprotegerse, pelear por la igualdad, fijar una educación correcta -ya que bien sabemos que la educación machista está en la base de la violencia de género-. Y aunque hay que saber de qué estamos hablando -no es lo mismo la violencia de género, la doméstica, la de intragénero y la machista nos ilustra la editora de Igualdad de RTVE (colega y periodista) Alicia Gómez Montano-, de lo que aquí se trata es de alertar, una vez más, de que esta indignante realidad existe, se llame como se llame, de que no es un invento de los políticos como dicen los imprensentables, de que no hay blanqueo y de que tenemos que seguir marcando en negro el 25 de noviembre, como al principio, porque a la vista está poco se avanza, o muy despacio.