cinco días del Sorteo de Navidad, el recuento de décimos y participaciones -esos boletos que valen más por lo que invitan a soñar que por el dinero que finalmente reportan- también es un reflejo de la crisis provocada por la pandemia. La merma de la cantidad invertida, al menos en mi caso, no sucede por haberse enfriado las ganas de jugar sino por la imposibilidad de comprar los números de la suerte en el tradicional recorrido por los establecimientos de hostelería más frecuentados o por la obligación de adquirirlos en los comercios locales, por ese riesgo de quedarte fuera de la foto con todo el pueblo celebrando el premio. Que eso pasa. Ese goteo de euros ahora contenido, tiene un reflejo en las ventas a nivel general (han bajado un 20% en todo el Estado) y en la recaudación de Hacienda, que dejará de ingresar alrededor de 1.200 millones de euros. Por lo menos, a quien le toque tendrá algo que celebrar en este 2020.

Pero, al menos hoy, el número que deberíamos tener todos en la cabeza es el 48.041. No busquen ningún simbolismo: es la cifra oficial de fallecimientos registrados desde marzo en el Estado y difundida ayer. Y sigue creciendo. Como los contagios que no merman, sino todo lo contrario, y que anticipan ya una posible tercera ola que amenaza ya en el horizonte. Para quienes anteponen la celebración de la Navidad a correr el riesgo de infectarse, el aviso de Pedro Sánchez es para tomarlo en cuenta: al menor atisbo de complicación, vuelta a las restricciones. El presidente, sin embargo, carece de la determinación de Angela Merkel quien, con lágrimas en los ojos pero sin temblarle la voz, porque cuando la vida está en juego no caben medias tintas, decidió endurecer las medidas en Alemania el pasando fin de semana.

48.041. Puede sonar armonioso en la cantinela de los niños de San Ildefonso, pero en boca de un sanitario provoca un sudor frío y en la familia de un fallecido adquiere dimensiones de tragedia. Es conveniente recordarlo cuando ahora la preocupación de algunos es la logística, de cuántos y dónde celebran la reunión. Por no ir al extremo de quienes planean fiestas clandestinas. Porque este año, ese latiguillo que a modo de consuelo esgrimen quienes no recobran ni un euro de lo que han jugado en Lotería, ese "este año tampoco me ha tocado, pero mientras haya salud...", tiene más sentido que nunca. Así que sé prudente y no te la juegues.

No busquen ningún simbolismo: es la cifra oficial de fallecimientos registrados desde marzo en el Estado y difundida ayer. Y sigue creciendo