la aritmética acredita que la tríada UPN-PP-Ciudadanos ha rentabilizado al máximo sus votos con el invento de Navarra Suma. Fundamentalmente en el ámbito municipal, con destacados resultados en localidades referenciales como Pamplona, Tudela, Tafalla o Estella, hasta el punto de garantizarse ya la alcaldía o tenerla prácticamente asegurada salvo acuerdos entre terceros que ahora no se vislumbran. También en las elecciones legislativas la fórmula ha optimizado el sufragio conservador al incrementar en tres parlamentarios los de UPN y PP por separado en 2015. Con el valor añadido de que el vigésimo escaño conseguido in extremis permite que a Esparza le baste para acceder a la presidencia con la abstención del PSN, la principal aspiración de Navarra Suma desde la evidencia de que la mayoría absoluta constituía un imposible categórico. Reconocidas las bondades de la alianza tripartita a la diestra -que contrastan con la fragmentación de la izquierda, con consecuencias catastróficas por ejemplo en Pamplona-, cabe constatar asimismo que el éxito en las urnas de la derecha unida ha conllevado contradictoriamente un precio en forma de obstáculo para hacerse con el Gobierno. En el sentido de que la fusión de UPN con el PP retrae al PSOE para articular un cauce de interlocución con Esparza al máximo nivel que ya estaría consolidado de haberse presentado en solitario. Y más ante la previsión de que el sociorregionalismo hubiera podido sumar los 26 escaños que confieren la mayoría absoluta, pues los 4 ganados por el PSN hasta los 11 actuales proceden del cuatripartito y el navarrismo clásico estaba en su suelo de 15. La paradoja radica por tanto en que, como cartel en exclusiva de UPN, Esparza tendría menos votos aunque más números de presidente, por no decir casi todos. De hecho, él hubiera sido la primera opción para una eventual investidura, mientras que ahora puede alcanzar la jefatura del Ejecutivo foral pero en diferido, a la espera de que las conversaciones de Chivite encallen por las instrucciones terminantes de la superioridad y la vigente líder del PSN quede tan calcinada que la repetición electoral no se contemple ni como mera hipótesis. Las fuerzas de orden, mediáticas y económicas, presionan por Esparza y el acoso hace mella en el PSOE.