ué podía salir mal en el último akelarre derechoso de Colón si la del altavoz era Rosa Díez. Enterradora por igual de candidaturas en el PSOE y de siglas como UPyD, chaquetera en radical evolución desde el Gobierno PNV-PSE de Ardanza hasta la solicitud pública del voto para el PP. Y no tanto por la cifra de asistentes al tinglao rojigualdo -porque fueran los 25.000 que contó la Policía Nacional o los 126.000 que vio la Policía madrileñamuchos más son los ciudadanos contrarios a los indultos-, sino porque aquello terminó como el rosario de la aurora para Casado y Arrimadas. Ambos dos pasto de los insultos de quienes siempre pedirán más madera por mucha leña que se eche sobre Catalunya y en el caso de Casado sepultado por Ayuso, a la que el respetable recibió con ovación mientras que la vuelta al ruedo se la reservó a Abascal. Que tanto monta Isabel como Santiago para los nostálgicos de la España una, grande y libre, de rojos naturalmente. El colmo del despropósito fue la fractura final entre los inquilinos de la plaza rebosante de ultras a cuenta de la indocumentada Ayuso por mezclar al Jefe del Estado con los indultos, como si el rey gobernase y pudiera disponer de su firma a voluntad. Un charco a mayor gloria de Vox en el que UPN sigue chapoteando, mientras en Navarra mantiene con respiración artificial a una coalición insuficiente para gobernar e incompatible con el acuerdo con el PSN que sí le acercaría a la Diputación. Buenas noticias por tanto para el pactismo progresista y plural que sustenta el Gobierno foral desde 2015, reforzado también este domingo por la victoria incontestable de la pamplonesa Ione Belarra al frente de Podemos y por el relevo de Susana Díaz en Andalucía con el milagrés Santos Cerdán como hacedor principal desde la sala de máquinas de Ferraz. Un cambio en la federación socialista más populosa de enorme trascendencia para que el partido insista en gobiernos transversales como el navarro. Sin caer en las veleidades centralistas del felipismo orgánico ni sucumbir al turnismo acomplejado con el PP que sus grupos de presión económicos y mediáticos intentan inocular en el PSOE. La izquierda al completo suspira por más fotos de Colón, pero ya no caerá esa breva porque los indignados acaban enfrentados. Con el colon irritado.

La izquierda suspira por más fotos de Colón a mayor gloria de Vox, pero no caerá esa breva, pues los indignados acaban enfrentados; lo que se dice con el colon irritado