ambio climático, movilidad sostenible, calentamiento global, las tres R de siempre, reciclar, reducir y reutilizar; las de este año con motivo del Día del Medio Ambiente, reimagina, recrea, restaura... son palabras claves en el camino hacia un planeta sostenible. Palabras que deberían ser mucho más que uno de los temas fijos que te pueden caer estos días en un examen de idiomas. Está bien aprenderse la teoría en cualquier lengua, ser capaces de argumentar todo lo que las personas podemos hacer con pequeños gestos en nuestras casas y nuestra forma de vida para contribuir a frenar el deterioro medioambiental y todo lo que los gobiernos, desde el ámbito local hasta el mundial, deberían hacer para conseguirlo. Pero realmente hace falta ya mucho más que imaginación y buenas palabras para que nuestras ciudades y nuestros entornos sean lugares sostenibles y saludables. Si algo nos ha dejado el covid es la imagen de cómo la sociedad del siglo XXI, con su acelere y su movimiento constante, contribuye y mucho a deteriorar el planeta. Cuando la movilidad se detuvo, la naturaleza recuperó su espacio, las ciudades percibieron el sonido del silencio, las personas se pusieron en primer plano, sin coches, sin contaminación, sin ruido y quedó en evidencia que otra forma de vida es posible. Que no hay que ir del todo a la nada sino que hay un camino intermedio en el que la clave está en poner a las personas y sus necesidades por delante de otros intereses económicos. El reto no es sencillo y se va avanzando, pero demasiado lento. Porque aunque cada vez más zonas de ciudades como Pamplona se habilitan con carril bici, estos siguen teniendo grandes deficiencias que hacen que muchas personas no se atrevan a utilizar la bicicleta, el medio que están desando usar para moverse por la ciudad con total seguridad. Europa nos lleva mucha ventaja y hay que acelerar para hacer posible el reto de hacer más habitables nuestros entornos, porque la transformación urbana se acelera inevitablemente hacia un futuro más sostenible e igualitario. Estos días se vuelven a sacar las ayudas para reparar bicicletas. Para algunos será mucho dinero, para otros poco, pero es una medida que puede animar a sacar de los trasteros las bicis y ponerlas a punto y empezar a circular en ellas, las bicicletas siempre han sido para el verano, el reto es que lo sean para todo el año.

Europa nos lleva mucha ventaja y hay que acelerar para hacer posible el reto de transformar en más habitables nuestros entornos urbanos