Las últimas semanas hemos visto dos ejemplos de políticas de vivienda de esas que deberíamos aplaudir por innovadoras e imaginativas. El más reciente es el proyecto que el Gobierno foral y el Ayuntamiento de Pamplona promueven en el barrio de Azpilagaña, un bloque de 32 apartamentos tutelados de alquiler para personas mayores. El edificio Zure Tokia es una iniciativa pionera que ofrece nuevas fórmulas de vivienda accesible, con construcciones sostenibles (las famosas Passivhaus) y, sobre todo, posibilita arraigar a la población mayor al barrio. Lo mejor es que el mismo edificio alojará además la jubiloteca y el centro comunitario vecinal. Abuelos en su salsa... Seguramente alojamientos de este tipo harán más lejana o retrasarán al menos la solución final de residencias para la tercera edad.

La semana anterior y fruto también de la colaboración entre las administraciones foral y local se presentó el proyecto SustaiNavility para promover la rehabilitación integral de viviendas en los barrios más envejecidos del área metropolitana y también con mayor necesidad social.

Un total de 4.315 viviendas de la Comarca de Pamplona (Zizur, Barañáin, Ansoáin, Villava y Noáin) forman parte de este programa de reforma en bloques (envolvente térmica, renovación de redes de calor y accesibilidad), un 10% de ellas (438) en los próximos dos años. Viviendas que fueron construidas entre los años 60 y 80 con graves carencias constructivas y que siguiendo el ejemplo de Effidistrict en Txantrea (con resultados visibles en Orvina de dignificación urbanística además de sostenibilidad energética) podrán optar a diferentes ayudas y -importante- apoyo técnico público para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La sociedad pública Nasuvinsa ha conseguido de fondos europeos casi 200.000 euros para la puesta en marcha de este proyecto. Músculo europeo que también ha llegado en este mandato para desarrollar más de 500 viviendas de alquiler social construidas-blindadas para no tener que gastar en calefacción: política de vivienda pública (y sí, la pena es que no se construyen en dos días y llegan tarde tras años de vacío).

La sociedad (con un porcentaje cada vez más largo de singles ) también se está organizando entorno a otros modelos de convivencia como es el cohousing. El colectivo Etxekonak ha pedido al Ayuntamiento de Pamplona apoyo a cooperativas de vivienda de autogestión para mayores. Noáin -y otros municipios- se ha comprometido con una cooperativa de pisos en un solar que cedería Nasuvinsa para una iniciativa de cuño vecinal. También el candidato en Pamplona por Podemos proponía esta misma semana en una entrevista a este periódico transformar grandes espacios tipo Matesa para hacer cooperativas de cesión de uso destinadas a alojamientos, por ejemplo, para ancianos, o profundizar en la fórmula de permutas de viviendas para conectar a gente mayor con personas jóvenes. El mercado privado ya lleva un largo camino en esto de permutar casas. Portales como Idealista tienen más de mil viviendas que ofrecen el trueque como forma de pago. En el caso de las VPO la permuta es legal en Navarra (entre viviendas protegidas) aunque es cierto que no tiene demasiado tirón.

No sólo la sociedad va cambiando, cada persona y cada familia va cumpliendo etapas vitales y el problema de alojamiento exige un mercado ágil pero también que las administraciones busquen herramientas más flexibles, también para dar salida a esas grandes viviendas vacías en zonas rurales. Éste, ¡menudo melón!