Quienes creíamos que el cambio climático que arrasa selvas en el Amazonas e inunda aldeas de Sudamérica nos quedaba lejos, nos equivocamos y no hay más que ver el estudio presentado por el Ayuntamiento de Pamplona dentro de la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático 2030. La ciudad verde, de jardines y parques fluviales tiene fecha de caducidad si no la cuidamos. Cada década la temperatura ha venido subiendo, desde 1961 hasta 2019, al ritmo de 0,24 grados. El estudio evidencia que, de seguir la tendencia actual, en 2050 tendremos un clima similar al de Andalucía, Extremadura o ciertas zonas de Levante. Es decir, más meses de calor, menos agua y mayor riesgo de inundaciones. El clima de Pamplona, que se ha clasificado como Marítimo de costa occidental, en la actualidad ya se define como Subtropical húmedo, pero en el futuro será Mediterráneo de veranos frescos a corto plazo (2020 a 2050) y puramente Mediterráneo a mediados de siglo. Una situación que obliga a revisar los parámetros de consumo que ahora tenemos con apenas un 10% de la energía que se demanda a nivel de ciudad de origen renovable. Teniendo en cuenta que el 52% de la energía que consume la ciudad está ligada al sector del transporte, parece lógico insistir en políticas a favor de la movilidad sostenible, sin complejos, la potenciación del transporte público y el uso de biocombustibles de producción local. A su vez, un 22% del consumo se origina en la vivienda con un parque inmobiliario envejecido que exige un mayor esfuerzo en materia de rehabilitación integral. Los ayuntamientos tienen que asumir su parte de responsabilidad en este cambio de "matriz energética", como le denominan, y ello incluye un cambio de políticas en iluminación pública, en consumo de instalaciones públicas y de priorizar recursos. Más retos también para la Mancomunidad que gestiona las villavesas y es responsable de la optimización de los ciclos del agua y residuos. Y, desde luego, habrá que exigir a la ciudadanía, además de la industria y negocios, un cambio de hábitos con incentivos y quizá con sanciones tipo covid. Porque no solo sufriremos calor extremo y veremos desaparecer entornos de fauna y flora tal y como los conocemos, forzaremos sistemas de climatización y aumentarán, dicen, las enfermedades respiratorias.