casi cuatro años llevan repitiendo Javier Esparza y Ana Beltrán, a modo de eslogan, que “los navarros son los españoles peor tratados” desde el punto de vista fiscal. Les da igual que la aseveración sea falsa. Pero como hace ya tiempo que priorizan el titular de trazo grueso por encima del rigor, incluso sostienen que ahora no se prestan mejores servicios a la ciudadanía en lo que es otra falsedad supina.

Con algunos retoques tributarios que caminan hacia una redistribución más justa de la riqueza, el Gobierno foral ha conseguido generar recursos para que el presupuesto general de la Comunidad haya crecido la friolera de un 20% en esta legislatura. En términos absolutos, significa que la disposición de gasto público es hoy 552 millones más elevada que entonces, por lo que si fuera cierto lo que dicen regionalistas y populares tendríamos un problema de gestión de magnitud astronómica.

No sé cómo se sentirán los más de 30.000 trabajadores públicos, aquellos a los que UPN les quitó una paga extra mientras les aplicaba recortes continuos, cuando escuchan reflexiones tan disparatadas. Sé que más de uno se echa unas risas y cruzan los dedos para que no vuelvan al Palacio foral quienes estuvieron a punto de desmantelar algunos pilares del sector público.

Tal vez se le haya olvidado a Esparza que el nefasto gobierno de Barcina del que él fue consejero tuvo ocurrencias como confiar a Mediterránea de Catering la alimentación de los hospitales, empresa que Alberto Chicote devolvió este mes a la actualidad al televisar que la misma porquería de comida que ofrecía aquí la siguen sufriendo los pacientes del Complejo Hospitalario de Jaén. Es solo un ejemplo que desmonta la afrenta que supone acusar a la Administración foral de no ser más eficiente aun teniendo más dinero, salvo que por estar mejor tratado se entienda que no hay que pagar impuestos y que los servicios públicos los atienda Rita la cantaora o Mediterránea de Catering.