Si no fuera por la pandemia, estaríamos a un mes y un día de los Sanfermines. Los carpinteros empezarían ya con la instalación del vallado del encierro y la ciudad entraría en esa bulliciosa cuenta atrás que generan los múltiples preparativos previos al Chupinazo. Lamentablemente, este año tampoco va a ocurrir nada de esto. Lo sabemos de forma oficial desde el 26 de abril. Entonces, Maya anunció la suspensión de las fiestas en una desangelada comparecencia en la que también avanzó que este verano Pamplona iba a estar "muy viva". Habló de que se confeccionaría un ambicioso programa cultural entre junio y septiembre, dotado con 1,3 millones de euros de los 2,38 que figuraban en el presupuesto sanferminero del Consistorio. Un pastizal, que si cayera en manos de programadores culturales le sacarían un gran rendimiento, pero del que a día de hoy hay más dudas que certezas. Todos sabemos que cuando se trata de que la derecha gestione cultura, las expectativas están muy bajas incluso para su propio electorado, que es consciente del gusto por la naftalina de esta clase dirigente. Y aunque estamos deseosos de que el equipo municipal de Navarra Suma nos sorprenda con algo que anime una ciudad de por sí bullanguera y que necesita muy poco para responder positivamente a estímulos festivos, las señales que se envían desde el Ayuntamiento no invitan a tirar ni uno de los cohetes que, por segundo año, vamos a guardar. Por el momento, más allá de que Maya tiene la intención de repetir presencia en los oficios religiosos en torno a San Fermín, sólo sabemos que habrá sendos torneos de hípica y ajedrez. Ambos se anunciaron allá por el 30 de abril y han sido recibidos por la ciudadanía como si se tratara poco menos que de una broma. Lo del ajedrez on line hubiera sido una buena idea para el confinamiento, pero no parece lo más indicado para el desahogo que requiere un año largo de restricciones. Lo de la hípica, además de ser una extravagancia, sigue envuelto en polémica. Cuesta 200.000 euros, pero se oculta cómo se financia. Y mientras Maya sigue sin desvelarnos ni un solo detalle de su programa cultural, la mayoría municipal le ha pedido que no gaste ni un euro público en esta ocurrencia ecuestre. A ver si toma nota.