los datos confirman un leve pero insistente aumento de la venta de tabaco en los dos últimos años, tras haber descendido más de un 12% en 20 años. Un descenso impulsado en buena medida por la ofensiva política, legislativa y sanitaria contra el tabaquismo que cumple ya 25 años. De hecho, Navarra, con una media de fumadores ligeramente por encima del 19,5%, una cifra en mínimos históricos, lidera las estadísticas de caída del consumo de tabaco, muy lejos del más del casi 30% que supone la media del Estado. En este sentido, el Gobierno de Navarra recuperó en 2017 la financiación pública de los tratamientos de apoyo para abandonar la enfermedad del tabaquismo, minimizados la anterior Legislatura (2011-2015) por la política de recortes. Ahora, el Gobierno del Estado ya ha adelantado que estudia endurecer las medidas contra el consumo de tabaco y alcohol, sobre todo, según adelantó la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, con nuevas normativas centradas en los menores. En el caso de Navarra, las políticas contra el tabaquismo y sus efectos sociales, sanitarios, medioambientales y económicos buscan incidir en las políticas activas para seguir reduciendo el número de consumidores -123.000 navarros y navarras siguen fumando tabaco actualmente-, y lograr que un 20% de quienes decidan integrarse en los programas de ayuda alcance el objetivo. La financiación de fármacos que contribuyan a abandonar el tabaco es una de las tres vías que conforman la estrategia de la sanidad pública navarra contra esta droga, junto a los programas educativos y a las prohibiciones legales. En el ámbito de la educación, los resultados de los trabajos de concienciación parecen estar dando resultado entre los jóvenes con un descenso acentuado del consumo de tabaco entre las nuevas generaciones. No obstante, los estudios sociológicos apuntan, al mismo tiempo, que esa tendencia a alejarse del hábito del tabaco es mayor entre los hombres que entre las mujeres, que son quienes más se están enganchando ahora a este consumo. Así, en Navarra la mortalidad femenina por cáncer de pulmón se ha disparado un 45% en cinco años. Igualmente, las vías legales han ido poco a poco logrando los objetivos que se planteó desde el inicio la legislación antitabaco y el recorte de espacios con humo lleva años extendiéndose por nuestra vida cotidiana. Pese a todo ello, parece claro que el Gobierno tiene que seguir avanzando en la lucha contra los efectos perniciosos del consumo de tabaco sin bajar la guardia.
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