seis millones de israelíes estaban llamados a votar el martes por tercera vez en cuatro años y por segunda vez en elecciones adelantadas en 2019. Benjamin Netanyahu las convocó con el fin de apuntalar su exigua mayoría -y protegerse desde el poder de las imputaciones por corrupción que afronta- tras la salida de su inicial aliado Avigdor Lieberman de la heterogénea coalición que mantenía al gobierno. El primer ministro necesitaba aglutinar 61 escaños de la Kneset, de los que su partido, el Likud, ostentaba 35 tras el primer adelanto electoral de abril. Pero a falta de cerrarse el recuento oficial, la repetición de las elecciones puede haberse convertido en el principio del fin de la carrera política de Netanyahu tras más de un cuarto de siglo en primera línea y cuatro mandatos de gobierno. Sin apenas diferencia entre el Likud (31) y el opositor Azul y Blanco de Benny Gantz (32) y con los dos bloques de derecha e izquierda empatados a escaños y separados por los nueve del partido de Lieberman, todo apunta a un gobierno de concentración para el que la premisa principal es la sustitución del hoy primer ministro en funciones. No es la primera vez que sucede. David Cameron, apoyado y confiado en la consistente mayoría conservadora quiso silenciar la amenaza nacionalpopulista de los euroescépticos de Nigel Farage con un referéndum en 2016 sobre la pertenencia de Gran Bretaña a la UE, que supuso el triunfo del brexit y el fin de su gobierno. También en 2016, los italianos rechazaron inesperadamente la reforma constitucional propuesta por el gobierno de Matteo Renzi, forzando a este a salir del ejecutivo. Solo meses después, Theresa May quiso legitimarse en 2017 tras heredar el gobierno y los 331 escaños en Westminster obtenidos por Cameron y, sin embargo, perdió 55 apoyos parlamentarios y una posición mayoritaria que le hubiese permitido controlar el proceso de salida de la Unión Europea que finalmente le ha llevado a la dimisión. Cuando, en el Estado español, Pedro Sánchez ha optado por llamar a las urnas, la cuarta vez en cuatro años, la segunda en 2019, en busca de reforzarse y de mayor comodidad a la hora de gobernar confiado en la ventaja que proporciona la atalaya gubernamental a la hora de controlar los modos y tiempos del debate y, por tanto, la campaña electoral, los precedentes de Netanyahu, Cameron, Renzi o May sirven de aviso.