l fin del estado de alarma la pasada medianoche, la apertura de la movilidad entre Navarra con otras comunidades limítrofes; la apertura de fronteras al turismo por el Gobierno Sánchez y es de esperar que, por tanto, de las relaciones que aquellas no separan, en nuestro caso entre Hegoalde e Iparralde; no deben llamar a equívoco. Todas esas decisiones respecto a medidas restrictivas tomadas durante los últimos tres meses con el objetivo de evitar o paliar la transmisión del SARS-CoV-2 están lejos de suponer el final de una pandemia que en realidad aún dista meses de lograrse..., si es que se logra una vacuna, como señala la directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), María Neira, "para principios de 2021". En realidad, lo que ahora da comienzo no es ni siquiera el principio del fin de la pandemia, sino -nada menos, pero nada más- otro tiempo de la misma que no viene marcado por distintas fases restrictivas sino por el diferente modo de enfrentarla ya que la actuación sanitaria puede centrarse en el seguimiento y control de los focos, como los de Basurto, Txagorritxu o Torrejón pero también como intenta el Instituto Robert Koch alemán en los mataderos de Schleswig-Holstein y Renania-Wetsfalia o la Comisión de Salud china en el mercado de abastos de Xinfadi en Pekín, por poner solo algunos ejemplos. Lo que se ha superado es -nada menos, pero nada más- la fase de la pandemia crítica para los recursos de salud pública tanto por el desconocimiento inicial sobre la realidad del coronavirus como por la consiguiente falta de recursos y medios para frenarlo, ambos globales. Y la dramática pérdida de 450.000 vidas en todo el mundo -la pandemia solo ha trasladado su epicentro a América- impide que se pueda confundir el fin de las principales medidas de restricción con el final de las de prevención. Que los sistemas de salud se hayan sobrepuesto al periodo crucial y estén en condiciones de controlar los nuevos episodios de contagio solo traslada del ámbito público e institucional al personal y privado la mayor parte de la responsabilidad frente a la covid-19. La entrada en la nueva normalidad va a cambiar muchas cosas, pero la responsabilidad individual y colectiva va a ser una virtud imprescindible ante el riesgo que aun supone el coronavirus.