l Gobierno de Navarra acaba de aprobar Plan Reactivar Navarra / Nafarroa Suspertu 2020-2023, un documento con 190 medidas que contará de partida con casi mil millones de euros a los que sumar fondos estatales, europeos y privados. Más allá de cuestiones como el proceso de su elaboración o su propio contenido es evidente que la Comunidad Foral, como otros territorios, necesita dotarse de una estrategia colectiva y diferenciada para afrontar el nuevo e incierto escenario abierto por la pandemia. Una pandemia que en realidad no ha hecho más que poner en evidencia las fortalezas y debilidades de la sociedad y la economía navarra. Porque pese a todo el enorme impacto personal y económico del covid 19, no queda otra que convertir los problemas en oportunidades. Mirar al futuro con el reto de llegar, sin que nadie se quede atrás. Avanzar hacia un nuevo modelo social y económico. De ahí surge el Plan Reactivar ya aprobado, que deberá de superar la prueba de su operatividad práctica (presupuestos concretos, fases, calendarios, responsabilidades...) y sobre todo encontrar su encaje en el delicado equilibrio político de la Comunidad Foral, ya que como nueva hoja de ruta de la actual legislatura tiene que encontrar acomodo en la base previa del acuerdo programático pactado hace un año entre cuatro fuerzas políticas y estar abierto al juego parlamentario, que tendrá también en su dinámica presupuestaria anual mucho que decir más allá de que el documento recoja aportaciones no solo de la ciudadanía sino de la propia Cámara. Cada departamento y sector deberá de hacer también su propia revisión y actualización estratégica en una legislatura ya con el guion sacudido por un fenómeno global con implicaciones locales que nadie esperaba. El liderazgo y la apuesta por lo público deberá de ser un eje transversal para que este plan llegue a buen puerto y pase del papel a la realidad, así como partir de un elemento de consenso previo como es que toda reactivación económica en este momento pasa por consolidar un escenario de control y gestión de la epidemia. Eso implica, además de la corresponsabilidad social, la apuesta sin vacilaciones por un sistema sanitario público potente, invertir en el sistema y en sus profesionales y en producir salud en sentido amplio. Estos deberían ser ante la crisis del covid-19 los cimientos para reconstruir el edificio común de todos y todas las navarras. Sin economía (ahí están los retos de los determinantes sociales y la equidad) no hay salud, pero sin salud no hay economía ni recuperación.