a jura del cargo como lehendakari por parte de Iñigo Urkullu ayer en Gernika dio paso a la publicación de la composición del nuevo Gobierno vasco para esta nueva etapa de "años duros" en la que el Ejecutivo deberá, fundamentalmente, gestionar la grave crisis económica, reforzar la sanidad y el resto de servicios públicos y abordar la necesaria reconstrucción. Las personas elegidas para formar parte del equipo que liderará Urkullu, su perfil personal, profesional y político y la estructura de las distintas áreas que lo configuran con prácticamente la mitad de nuevas incorporaciones afianzan la solidez del Gobierno en todos sus aspectos. Las dos nuevas vicelehendakaritzas bajo el liderazgo de dos pesos pesados de cada uno de los partidos que conforman la coalición como Josu Erkoreka (PNV) -que asume también la cartera de Seguridad- y de Idoia Mendia (PSE) -con Trabajo y Empleo-, unidos a la continuidad de Arantxa Tapia, Pedro Azpiazu, Bingen Zupiria, Beatriz Artolazabal e Iñaki Arriola refuerzan sin duda, además de su probada capacidad de gestión, el peso político del Ejecutivo. Además, la incorporación de nuevos rostros como Jokin Bildarratz, Gotzone Sagardui, Olatz Garamendi y Javier Hurtado, que combinan la alta cualificación profesional con el perfil político, consolidan, en principio, la capacidad y robustez que se antojan necesarias para afrontar tiempos convulsos. La composición del Gabinete responde a los grandes retos que debe afrontar en los próximos tiempos, en consonancia con el contenido del programa de PNV y PSE, y como prioridades se apuntan el apoyo a la empresa en general y la industria más en particular, la generación de empleo de calidad, la cohesión social, la investigación y la innovación, la mejora de la sanidad y la educación o la transición ecológica. Más allá de la mayoría absoluta del bipartito, Urkullu también explicitó su predisposición al diálogo y la concertación, una voluntad que incluye a Navarra y de la que da fe la presencia ayer en Gernika de la presidenta Chivite en justa reciprocidad. En pro de una relación no sólo normalizada sino cordial en atención a los intereses comunes más allá de sentimientos de pertenencia. Desde el acervo cultural compartido, con el euskera como patrimonio, y la defensa del autogobierno plasmado desde la perspectiva pecuniaria en el Concierto y el Convenio, a lo que agregar la apuesta al alimón por el desarrollo socioeconómico en el ámbito comunitario con la Eurorregión con Aquitania como instrumento.