a exaltada petición de dimisión de Navarra Suma a la consejera de Sanidad del Gobierno de Navarra, Santos Induráin, no pasa de un inútil esfuerzo de paripé mediático y parlamentaria con el que tratar lograr un espacio de relevancia en la sociedad. No se trata de defender a Santos Induráin, la gestión de la pandemia sanitaria, con los aciertos y errores derivados de la situación de excepcionalidad que estamos viviendo, la defienden sola. Además de que cuenta con el respaldo de la presidenta Chivite y del Gobierno. Navarra Suma ha dado un paso más en su campaña creciente de utilizar las consecuencias de la pandemia de la covid-19 para atacar y confrontar políticamente, aunque sea con brindis al sol como el protagonizado ahora. En realidad, esa petición de dimisión -para la que ni siquiera logró apoyos suficientes para convertirla en mayoritaria en la Cámara foral-, acabará perdida en las páginas del Libro de Sesiones del Parlamento de Navarra junto a una interminable lista de peticiones similares. Quizá el error añadido en este caso de Navarra Suma sea precisamente la utilización partidista de una situación sanitaria crítica para miles de navarros y navarras, cientos de los cuales han fallecido en el camino de la lucha contra la pandemia. Por supuesto, tampoco se trata de eliminar del debate la gestión política de la pandemia por parte del Gobierno de Chivite. De hecho, la desafortunada afirmación del consejero de Educación, Carlos Gimeno, afirmando que el inicio del curso académico ha sido “exitoso y seguro” parece otro ejemplo de esa acción política desmedida y prepotente que genera más desconfianza social que apoyo. Osaunbidea, como es democráticamente lógico, está sujeta a la crítica y la exigencia de responsabilidades, de información y de explicaciones. Aún más, esos fueron los ámbitos desde los que se pronunciaron el resto de los portavoces de los grupos parlamentarios exigiendo explicaciones y capacidad de reflexión al Gobierno. Y ésos son también los ámbitos en los que se mueve la inquietud de la sociedad navarra ante los datos de esta segunda ola del coronavirus y las medidas adoptadas para tratar de frenar y reducir sus consecuencias. Sin olvidar las sucesivas muestras de malestar, cansancio, llamadas de atención de los propios profesionales sanitarios y de atención ante la falta de medios y de personal. Una pandemia sanitaria que, no conviene olvidar, ha cambiado los hábitos de todos y en todos los ámbitos, desde el personal al laboral y desde el social al económico.